Estos días hemos estado pasando por momentos muy decisivos para nuestro país. La comunicación, uno de los elementos fundamentales para el desarrollo de un país y de ciudadanos más responsables y comprometidos con un futuro mejor tanto personal como profesional, es una definición que ha quedado atrapada en la simple transmisión de información basada en la ingeniería de comunicación; olvidando de esta forma, la naturaleza de la comunicación entre seres humanos.
Uno de los aspectos fundamentales de la comunicación es el “escuchar”. El escuchar es diferente al oir, ya que consigo además de simplemente oir un sonido o un gesto vienen está asociada una interpretación de lo dicho. Está interpretación se relaciona directamente con el sentido humano, es decir, la forma cómo la persona que escucha está entendiendo lo que lo dice la persona que habla.
En función de esto, es importante considerar la distinción que existe entre el hablar y el escuchar. Esto se debe a que no siempre lo que dice una persona es lo mismo que escucha la otra persona, lo cual trae como consecuencia brechas en la comunicación, que satisfacen juicios y conceptos inherentes a la historia de la persona que está haciendo la interpretación de lo dicho, que constituye la base de los malos entendidos, el distorsionar lo dicho y con ello una serie de situaciones problemáticas de consecuencias profundas para las personas y los ciudadanos de un país.
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